martes, 24 de julio de 2012

Recordando a la aviadora Amelia Earthart.

Las mujeres deben tratar de hacer las cosas
 tal como los hombres  lo han hecho. 
Y cuando fallen, su fracaso no debe ser sino
un reto para otras
Amelia Earhart nació el 24 de julio del 1897, y desapareció cuarenta años después, el 2 de julio de 1937 en el océano Pacífico cuando trataba de convertirse en la primera mujer que completaba el primer viaje aéreo alrededor del mundo sobre la línea ecuatorial. Han pasado 115 años desde su nacimiento, pero nunca se encontró ni el cuerpo de Amelia Earhart, ni el de su acompañante, ni los restos de su avión.
Ya desde pequeña, Amelia Earhart dio muestras de su inquietud y constante curiosidad. Aburrida de los habituales juegos con los que se distraían las niñas de su edad, Earhart se situó siempre más cerca de las costumbres que interesaban a los chicos, y sentía una especial atracción por los logros conseguidos por el género masculino en aquellos terrenos prohibidos para las mujeres.
Este carácter intrépido la llevó a volcarse por completo en la aviación, un campo dominado por completo en las primeras décadas del siglo XX por los hombres.
Sus primeras clases las recibió de la instructora Anita Neta Snook, otra piloto pionera. Durante esa época, Amelia Earhart adquirió un prototipo del aeroplano Kinner (conocidos por la poca fiabilidad de los motores y la lentitud de las naves) al que bautizó como el Canario y que le costó algún accidente.
Pero no fue hasta 1922 cuando consiguió su primer récord: Amelia Earhart logró volar a 14.000 pies (4267 metros) de altura y un año más tarde se convirtió en la decimosexta mujer en recibir la licencia de piloto de la Federación Aeronáutica Internacional.
En 1932, la estadounidense marcó un antes y un después en la historia de la aviación tras realizar el primer viaje de su gran serie de aventuras pioneras: cruzó el Atlántico sola, desde Terranova hasta Gran Bretaña (aunque ya había vivido un vuelo trasatlántico previo como acompañante), realizó un vuelo en 1934 a través del Pacífico, desde Hawai a California, después efectuó el primer viaje solitario de Los Ángeles a Ciudad de México, e intentó dar la vuelta alrededor del mundo.
Amelia Earhart, acompañada por su ayudante Fred Noonan, inició el que sería su último viaje el 1 de junio de 1937. Despegó en Miami y eligió la ruta más larga, se propuso completar un recorrido mundial circunnavegando el globo en su ecuador. El viaje fue como la seda, pero repentinamente, en la última etapa, Earhart comunicó por radio que el combustible «empezaba a bajar».
El último mensaje recibido por el navío estadounidense Itasca, que les esperaba en la isla Howland a 640 kilómetros de Nikumaroro, decía «corremos de norte a sur».
Después solo hubo silencio y un enorme despliegue de barcos y aviones en busca de Amelia Earhart que no dio ningún resultado. A partir de entonces, se multiplicaron y corrieron como la espuma las especulaciones sobre la desaparición de Amelia Earhart.
Lo más difícil es la decisión de actuar, el resto no es más que tenacidad.
Los temores son tigres de papel.
Podemos hacer cualquier cosa que decidamos hacer.
Cualquiera puede actuar para cambiar y controlar su vida y el procedimiento,
 el proceso, es su propia recompensa. 

El Grupo Internacional para la Recuperación de Aviones Históricos sostiene que Amelia Earhart realizó un aterrizaje de emergencia en la isla de Nikumaroro, entonces conocida como Gardner Island, un lugar deshabitado e inhóspito que hizo que ella y su acompañante, que según esta teoría sobrevivieron al aterrizaje, murieran poco después. Esta conclusión sobre la muerte de la aviadora es fruto de una investigación basada en las emisiones de la radio de emergencia y los hallazgos de restos óseos y piezas de aviones en los años 30 y 40. En octubre del año 1937, exploradores coloniales británicos aseguraron haber visto restos de un campamento que podría haber sido el de Amelia Earhart en la isla Gardner y un año más tarde haber descubierto restos de una aeronave en el arrecife del noroeste.
Durante la Segunda Guerra Mundial, un piloto estadounidense sorprendió a los habitantes de la isla capturando peces con un cable de control perteneciente a una avioneta, además de un curioso «botín» encontrado por los colonos compuesto por 13 huesos humanos, que nunca llegaron a ser examinados con profundidad, un zapato de mujer y zapatos de un hombre junto a los restos de una fogata en el extremo sureste de la isla.
Pero esta no es la única teoría sobre el trágico final de Amelia Earhart.
Numerosas leyendas sobre conspiraciones y desapariciones fingidas han engordado durante años el mito sobre la aviadora estadounidense, desde los que defienden que Amelia Earhart sobrevivió y pasó el resto de sus días en una isla del Mar del Sur, hasta aquellos que creen que fue secuestrada por los japoneses o que la isla de Nikumaroro alberga una misteriosa tumba en la que yace un bebé de Earhart y Noonan.

Publicado por:  Chabela,  Ondine  y  Xiao Mei.

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