En 1910, cuando quedaban menos de diez minutos para las once de la mañana del día 21 de
Enero de 1910, la mayor parte de los relojes públicos de París se
detuvieron simultáneamente, con exactitud militar. El Sena había
inundado la central eléctrica que suministraba la energía a los relojes y
los parisinos comenzaron a darse cuenta que la crecida del Sena pasaba
de ser un inofensivo espectáculo a una grave amenaza para la ciudad mas
civilizada de Europa.
Las inundaciones
invernales eran algo normal en París, pero el 21 de enero el río comenzó
a crecer más rápido de lo normal. En el transcurso de la semana
siguiente, miles de parisinos fueron evacuados de sus hogares porque el
agua se infiltraba en los edificios y las calles de la ciudad,
provocando el cierre de las infraestructuras básicas parisinas.
Policías, bomberos y soldados se desplazaban en botes por las calles
inundadas rescatando a residentes atrapados a través de las ventanas de
segundos pisos y para distribuir ayuda.
A finales de 1910, después de meses de intensas lluvias, el río Sena
inundó la capital francesa cuando el agua se desbordó por las
alcantarillas y los túneles del metro. El agua del río no se desbordó
por sus orillas, sino que inundó la ciudad a través de túneles, desagües
y alcantarillado; sin embargo, el río sí se desbordó en pueblos
cercanos del este y del oeste de la ciudad.
Los refugiados se
agruparon en refugios improvisados en iglesias, escuelas y edificios
gubernamentales. A pesar de que las aguas amenazaron con desbordar los
muros que canalizan el río a su paso por la ciudad, los trabajadores
consiguieron mantener al Sena encauzado con diques construidos
rápidamente. Una vez que el agua invadió la estación de tren de Orsay,
sus vías pronto quedaron por debajo de varios metros de agua. Para
continuar moviéndose por la ciudad, los residentes viajaban a en barcos o
a través de pasarelas de madera construidas por ingenieros del gobierno
y por los parisinos mismos.
El 28 de enero el agua alcanzó su máxima altura: 8,62 metros, 6 metros por encima de su nivel normal. Las estimaciones de los daños causados por las inundaciones alcanzaron
los 400 millones de francos. La inundación duró casi una semana y no
provocó ninguna muerte. Las aguas volvieron a su cauce pasados 35 días.
En 1910, cuando quedaban menos de diez minutos para las once de la mañana del día 21 de
Enero de 1910, la mayor parte de los relojes públicos de París se
detuvieron simultáneamente, con exactitud militar. El Sena había
inundado la central eléctrica que suministraba la energía a los relojes y
los parisinos comenzaron a darse cuenta que la crecida del Sena pasaba
de ser un inofensivo espectáculo a una grave amenaza para la ciudad mas
civilizada de Europa.
Las inundaciones invernales eran algo normal en París, pero el 21 de enero el río comenzó a crecer más rápido de lo normal. En el transcurso de la semana siguiente, miles de parisinos fueron evacuados de sus hogares porque el agua se infiltraba en los edificios y las calles de la ciudad, provocando el cierre de las infraestructuras básicas parisinas. Policías, bomberos y soldados se desplazaban en botes por las calles inundadas rescatando a residentes atrapados a través de las ventanas de segundos pisos y para distribuir ayuda.
A finales de 1910, después de meses de intensas lluvias, el río Sena inundó la capital francesa cuando el agua se desbordó por las alcantarillas y los túneles del metro. El agua del río no se desbordó por sus orillas, sino que inundó la ciudad a través de túneles, desagües y alcantarillado; sin embargo, el río sí se desbordó en pueblos cercanos del este y del oeste de la ciudad.
Los refugiados se
agruparon en refugios improvisados en iglesias, escuelas y edificios
gubernamentales. A pesar de que las aguas amenazaron con desbordar los
muros que canalizan el río a su paso por la ciudad, los trabajadores
consiguieron mantener al Sena encauzado con diques construidos
rápidamente. Una vez que el agua invadió la estación de tren de Orsay,
sus vías pronto quedaron por debajo de varios metros de agua. Para
continuar moviéndose por la ciudad, los residentes viajaban a en barcos o
a través de pasarelas de madera construidas por ingenieros del gobierno
y por los parisinos mismos.
El 28 de enero el agua alcanzó su máxima altura: 8,62 metros, 6 metros por encima de su nivel normal. Las estimaciones de los daños causados por las inundaciones alcanzaron
los 400 millones de francos. La inundación duró casi una semana y no
provocó ninguna muerte. Las aguas volvieron a su cauce pasados 35 días.
Publicado por: Xiao Mei y Ondine.
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