Hermanos gemelos con estilos de vida muy distintos. Fotografía de drifter Manifesto. |
· · ·
Cuando el amor os llame, seguidlo.
Aún cuando su camino sea duro y difícil.
cuando sus alas os envuelvan, entregaos. Aunque la espada
entre ellas escondida os hiriera.
Y cuando os hable, creed en él. Aunque su voz destroce
nuestros sueños, tal cómo el viento norte devasta los
jardines.
Porque, así como el amor os corona, así os crucifica.
Así como os acrece, así os poda.
Así como asciende a lo más alto y acaricia vuestras más
tiernas ramas, que se estremecen bajo el sol, así descenderá
hasta vuestras raíces y las sacudirá en un abrazo con la
tierra.
Como trigo en gavillas él os une a vosotros mismos.
Os desgarra para desnudaros.
Os cierne, para libraros de vuestras coberturas.
Os pulveriza hasta volveros blancos.
Os amasa, hasta que estéis flexibles y dóciles.
os asigna luego a su fuego sagrado, para que podáis
convertiros en sagrado pan para la fiesta sagrada de Dios.
Todo esto hará el amor en vosotros para que podáis conocer los
secretos de vuestro corazón y convertiros, por ese
conocimiento, en un fragmento del corazón de la Vida.
Pero si, en vuestro miedo, buscareis solamente la paz y el
placer del amor, entonces, es mejor que cubráis vuestra
desnudez y os alejéis de sus umbrales.
Hacia un mundo sin primaveras donde reiréis, pero no con toda
vuestra risa, y lloraréis, pero no con todas vuestras
lágrimas.
El amor no da nada más a sí mismo y no toma nada más que de sí
mismo.
El amor no posee ni es poseído.
Porque el amor es suficiente para el amor.
Cuando améis no debéis decir: "Dios está en mi corazón", sino
más bien: "Yo estoy en el corazón de Dios."
Y pensad que no podéis dirigir el curso del amor porque él si
os encuentra dignos, dirigirá vuestro curso.
El amor no tiene otro deseo que el de realizarse.
Pero, si amáis y debe la necesidad tener deseos, que vuestros
deseos sean éstos:
Fundirse y ser como un arroyo que canta su melodía a la noche.
Saber del dolor de la demasiada ternura.
Ser herido por nuestro propio conocimiento del amor. Y sangrar
voluntaria y alegremente.
Despertarse al amanecer con un alado corazón y dar gracias por
otro día de amor.
Descansar al mediodía y meditar el éxtasis de amar. Volver al
hogar con gratitud en el atardecer.
Y dormir con una plegaria por el amado en el corazón y una
canción de alabanza en los labios.
Texto extraído del libro "El Profeta" de Khalil Gibran.
No hay comentarios:
Publicar un comentario