De la luz que en tu espíritu fulgura
la noche de tu piel tiene las huellas,
y se abren de esa noche en la negrura
tus grandes ojos como dos estrellas.
Corza herida, la gracia en que descuellas
derrama efluvios de indecible albura,
y con todo el pudor de sus querellas
se escurre de tu sombra en la espesura.
Quemó tu sol interno en un derroche
de luz tu piel, y si alguien te importuna,
cuando afligida sueltas, como una
virgen rehén, de tu mirada el broche,
una vertiente pálida de luna
baña la negra seda de tu noche.
Soneto de Jacinto Añez (1856-1916)
Fotografía de Victoria Rogotnev
"Mirada de una joven de la tribu Daasanach, Etiopía."
Fotografía de Victoria Rogotnev
"Mirada de una joven de la tribu Daasanach, Etiopía."
Publicado por: Ondine
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